"Ética, sobre la moral y las obligaciones;
estética, de la belleza y el arte;
y otras cosas..."


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sábado, 5 de enero de 2019

¡VIVAN LOS REYES MAGOS!



SS.MM. Melchor de Oriente


















Varios días, con sus respectivas noches, son los que se viven en la Navidad con el Día de Reyes (que no es sólo es día 6 de Enero), el día de la ilusión, el día de la inocencia, el día del los niños y de las niñas. Y de SS.MM. los Reyes Magos de Oriente por supuesto que también es el día, es su día, porque aunque trabajan mucho estas jornadas, de buena tinta sé que también se lo pasan genial y disfrutan como niños, porque en verdad todos seguimos siendo niños. Todo el mundo sabe que la ilusión de los Reyes Magos es eterna. Y si no, a las pruebas me remito. Vean la página oficial de los Reyes Magos:




Pero es que además, la magia de los Reyes Magos no cesa. Verán, hace más de ocho años escribía, tanto en mi blog como el la revista Vía Marciala, y reflexionaba al respecto, con un relato corto precioso, un sencillo regalo, y que ilustraba con una fotografía de un niño recién nacido, de nombre Diego, en brazos de su padre, mi amigo Francisco.  La foto es esta que les pongo, y el enlace ahí está también.





Y ahora viene lo bueno. Las cosas no pasan por casualidad. Y es que el Rey Melchor, que el día 4 de Enero viernes estaba repartiendo regalitos, caramelos, chupa-chups y gominolas en la Casa Hermandad del Cautivo en Utrera, además de recibir cartas y departir con papás, mamás y sus respectivos descendientes, alguna que otra abuela, abuelo y demás familiares, tuvo la suerte de tener sentado en sus piernas a muchos chiquillos, niños y niñas, alguno ya grandecito también, pero puedo dar fe de que estaba inmensamente feliz porque además se reencontró con el niño Diego, el de la foto, más de ocho años después. Y claro, había que ver la carita del muchachito, pura inocencia, en su real conversación, hasta el punto de descubrir in situ que su majestad sabía muchas cosas de él y de su familia.  Nuevamente me remito a la prueba documental:

Diego y SS.MM. el Rey Melchor
Manolín y SS.MM. el Rey Melchor


La magia de los Reyes Magos es indudable que ha intervenido para que pasen estas cosas, y en primera persona puedo decir que se vivieron momentos inolvidables como los que acabo de compartir, porque aunque nadie me vio, puedo decir que estuve allí, y aunque no hice ninguna foto, me han llegado varias sin haberlas pedido siquiera. ¡No me digan que no es algo mágico!


¡Vivan los Reyes Magos!



miércoles, 27 de diciembre de 2017

HISTORIAS DE SUPERACIÓN PERSONAL (II)



Como iba diciendo...



CAMPEONES ANÓNIMOS,
AUNQUE CERCANOS
Parte II














MANUEL (2009).  En su primera comparecencia en una Media Maratón paró el crono en 1 hora y 26 minutos, corriendo a 4 minutos el kilómetro. Tenía menos de la treintena de edad por aquel entonces, y llevaba corriendo poco más de un año. En la Carrera Popular de las Nutrias Pantaneras de Ubrique, ese año de 2009, le acompañó su familia. Su padre, cuando lo vio entrar en meta rompió a llorar, de alegría. Resulta que nuestro amigo  sufrió dos años antes un gravísimo accidente de tráfico, laboral además, pues conducía un camión cargado de hormigón. En la carretera de Puerto Serrano un coche invadió la calzada en su sentido, y para evitar el impacto frontal giró a la derecha bruscamente, saliéndose de la carretera, salvando la vida de los ocupantes del turismo, pero volcando él, y al parecer dando más de una vuelta de campana. Finalmente el camión quedó volcado boca abajo, con todo el peso del propio camión y del hormigón de su carga sobre el costado derecho de su conductor, teniendo que ser asistido por los bomberos hasta que lo sacaron de allí después de varias horas. Su brazo derecho, entero desde el hombro, quedó maltrecho, como su pierna derecha: fracturas, heridas, clavos, pérdida de masa muscular, mucho dolor, rehabilitación, y vuelta a empezar. Ahora comprenderán el llanto de su padre cuando lo vio entrar en meta, y el orgullo y valoración de todos sus compañeros y amigos de correrías.  

PEDRO M. (2014/2015). La 30ª Maratón Ciudad de Sevilla es de las más recordadas, porque en esta histórica edición participamos más de treinta atletas de Utrera, incluyendo a tres féminas maratonianas. Pero si hay alguien a quien seguro que no se le olvidará ese día en la vida será a nuestro segundo protagonista, que no llegó a entrar en meta porque se tuvo que retirar a las puertas del estadio, en el kilómetro 41. La verdad es que  él no se retiró,  sino que fue retirado, y casi que no se acuerda de nada de esos momentos. El caso es que su organismo tuvo una reacción, y a falta de un kilómetro para completar los 42 kilómetros y 195 metros de la maratón se desmayó, perdiendo el conocimiento, aunque volvió pronto en sí, con ambulancia de por medio. Diez días ingresado en el hospital, pruebas de todo tipo, al parecer fue todo una cuestión de azúcar, sales, de reservas en definitiva, y fue dado de alta sin más consecuencias, afortunadamente. Pues nada más salir no se le ocurre otra cosa que volver a pensar en preparar la Maratón. Y un año más tarde, ahí estaba él, entrando en el estadio de la Cartuja, completando su primera maratón, aunque en realidad era la segunda que hacía en su vida. Seguro desoyó muchas críticas, o quizás las oyó, pero conociéndolo, no me extraña que ya en el hospital estuviera planificando su carrera ideal, que por otra parte, consiguió completar, y las que le quedan.  

ÓSCAR (2017). Cuatro años. Sí han leído bien. En la Carrera Nocturna No Competitiva de la Luna de Agosto de este año en Utrera, participaba nuestro hijo, no muy habitual en una distancia cercana a unos 14 kilómetros, así que su madre y un servidor íbamos haciendo la goma (avanzábamos y retrocedíamos), para acompañarle, asegurarnos de que tomara agua, de que estuviera bien (cosas de padres), aunque nuestro hijo tiene ya veinte años… A mitad de carrera, cerca del Cortijo de Pinganillo, alcanzamos a un corredor que se hace acompañar por un joven ciclista, que no es otro que su propio hijo. Cuando lo vemos, pues su padre iba con linterna y él llevaba una pequeña luz en su bici, nos damos cuenta de que es muy pequeño, les saludamos, el niño no dice nada,  porque además de su timidez creo que estaba más preocupado de no perder la referencia de la luz de su padre, atentísimo de él en todo momento, que nos dice que su hijo se llama Óscar, que le encanta la bici y que le acompaña en sus salidas, aunque hoy tiene un poco de miedo porque es de noche. Entonces le animamos, como Campeón que es. Pero es que además adquirió la condición de Héroe  cuando nos enteramos de que nuestro pequeño deportista tiene una prótesis en una de sus piernas. Nada más terminar les felicité personalmente con mi mayor respeto y admiración, y dándole la mano al pequeño, pensaba para mis adentros que este niño llegará donde él se proponga.

Para que alguien me diga ahora que correr es de cobardes. “El alce corre ante el león. Eso no es cobardía: es apego a la vida”. 

Les deseo una Feliz Navidad y un Gran Año 2018, salud, buena compañía, y kilómetros.


sábado, 9 de diciembre de 2017

HISTORIAS DE SUPERACIÓN PERSONAL (I)


Le tengo que agradecer al Director de la Revista Vía Marciala, el amigo Eduardo González de la Peña,  que me insista para que escriba, al menos dos o tres colaboraciones al año, porque de lo contrario, no contaría historias como las que traigo en esta ocasión, con motivo de la edición especial de Navidad, que una vez leídas uno se alegra de escribir y de compartir, siempre con algún mensaje, algunos críticos, la mayoría constructivos. 


Como es un poco largo, ahí va un pequeño adelanto a modo de presentación. Para conocer las tres historias de estos Campeones, van a tener que volver en unos días, una vez se haya publicado la Revista, que será muy pronto. Les espero.




CAMPEONES ANÓNIMOS,
AUNQUE CERCANOS
Parte I















Cuando está a punto de terminar este año tan extraño (aunque en honor a la verdad cada vez nos extrañamos menos de lo que está pasando), me paro un poco a poner negro sobre blanco algunas cosas, para finalizar y a la misma vez para comenzar pensando en positivo un nuevo año, puede que un ciclo nuevo, y creo que lo hago por pura necesidad y salud mental. Cansado de balones de oro,  de galácticos y extraterrestres, de cristianos y messis  en términos futbolísticos entiéndase, me gustaría compartir tres historias de los que para mí son verdaderos Campeones, con mayúsculas, sin desmerecer a nadie.

Son tres historias reales, de personas, con nombres y apellidos, y además de Utrera, que practican un deporte, antes minoritario, ahora de moda, como es correr, ahora llamado running, antes conocido como jogging, y también footing. Yo quiero pensar que correr es como un familiar cercano del atletismo, que a mi modesto entender abarca las disciplinas deportivas más completas (carreras, lanzamientos y saltos), el deporte olímpico de los récords y de las grandes gestas, casi épicas, motivo por el que lo considero el deporte rey, aunque cada uno tendrá el suyo, lo cual es muy respetable, deportivamente hablando. 

Una cuestión previa de la idea en común de las tres historias: enfrentar los miedos y temores para superarlos, para superar la propia la dificultad. Voy a poner un ejemplo taurino, al más puro estilo jesulín porque “la vida es como el toro”,  para que se me comprenda, lo que llevado a lo políticamente correcto no es muy adecuado con los tiempos que corren, valga la expresión, pero en fin, la vida… Verán, yo solo he ido una vez a la Plaza de Toros de Sevilla, a la  Real Maestranza, hace varios veranos una noche en la que toreó nuestro paisano el novillero Daniel Araujo. Aquella tarde lo comprendí. Un jovencísimo novillero mexicano en su primer toro/novillo estaba ligando sus mejores pases cuando girándose delante de su oponente para darle el pase definitivo recibiendo de espalda fue volteado. Fue un instante, sólo un segundo el que le perdió la cara al toro, y fue cogido, afortunadamente sin consecuencias. Pues bien, en su segundo envite, valiente, sin pensárselo dos veces, de forma inmediata volvió a repetir la misma operación, saliendo airoso esta vez y cortando una oreja. ¡Ole! Pero volvamos al deporte. 

Continuará...




lunes, 30 de diciembre de 2013

HISTORIAS CON BICICLETAS (I). EL TAPER DE ESPINACAS CON GARBANZOS Y LA CHUPITA DE COLOR AZULINO



















Las bicicletas no sólo son  para el verano, y contradigo con ello el título de la obra de teatro de Fernando Fernán Gómez y la película del mismo título de Jaime Chávarri. Como una demostración científica vamos a certificar tal aseveración, pues en torno a nuestro vehículo de dos ruedas de propulsión humana, donde el pasajero es a la vez motor, ocurren historias en todas las estaciones del año, aunque cierto es que en verano, y también en primavera, con el buen clima siempre hay más tiempo y mejor disposición para dar un paseo ciclista, o biciclista, como decía un niño amigo mío, con la posibilidad incrementada en altos porcentajes de probabilidad de que sucedan no una, sino múltiples historias.

Esta historia que les cuento a ustedes en esta ocasión pasó no hace mucho a una buena amiga, lo cual creo que es una redundancia, porque si es amiga se le supone buena, aunque bueno,  me estoy metiendo en un buen jardín. Digamos que le pasó a una amiga, sin más. Como iba diciendo, los hechos acaecieron en pleno otoño,  en una mañana de las que amanecen bien frías, aumentada  la sensación  térmica por la falta de costumbre y por un viento muy desagradable. Son de esas mañanas en las que a medida que transcurren las horas y el sol hace su aparición, hay un momento en el que empiezan a sobrar algunas prendas de vestir, prendas  de las es mejor no desprenderse, porque la tarde, y sobre todo la noche, llegarán irremediablemente para echarlas en falta, y además con el riesgo cierto e inminente de acabar pillando en caso ausencia de tales (las prendas) el primer resfriado de la temporada.

Mi amiga, que como la inmensa mayoría de los mortales estamos adaptándonos a los momentos que nos está tocando vivir, y donde ir de tapas o restaurantes se mide de forma cada vez más ajustada (o falta dinero o sobra mes), había previsto almorzar con un grupo de otras tantas féminas, para lo cual en casa de una de ellas habían previsto llevar cada una algo cocinado previamente. La anfitriona gastrónoma vive en un extremo de la ciudad de Sevilla, y mi amiga en el otro, digamos que a un buen paseo, que por carriles bici y bici de alquiler, a no más de media hora. Así que hacia allá se va ella, con un taperware en la cesta de la bicicleta y conteniendo el mismo las mejores espinacas con garbanzos que hasta el momento le habían salido, “buenísimas”, según me dijo.

Marina, que así se llama mi amiga, pedaleando llevaba un rato cuando el sol convierte el agradable paseo ciclista en un viaje un tanto acalorado. Se detiene un momento, y se despoja de su chupita de cuero, que estaba provocando, de forma lógica, algo parecido a un efecto invernadero en mi ciclista amiga. Adviértase que la chupita no era de cualquier color, sino de color azulino, no azul, celeste o turquesa, sino azulino, matiz o apreciación de color casi imposible para la percepción masculina, pero que para el género femenino es clarísimo distinguir y clasificar, como fácilmente diferencia el color carne del beige, o el malva del morado, por poner algunos ejemplos de tan significada habilidad cromática. Con todo ello, se quiere poner de manifiesto, además,  la exclusividad de la prenda, toda una chaquetilla o torera  de cuero de color azulino, y que posicionó en la misma cesta justo encima de su exquisito y tradicional plato de cocina andaluza, las espinacas con garbanzos.

Pues bien, llegada a su destino y aparcada la bicicleta en el espacio habilitado reglamentariamente, y quizás aún un poco mareada y seguro que cansada por el pedaleo bajo el sol, cuando alcanza la última planta del edificio y delante de la puerta del piso de la anfitriona, echa en falta aquello que traía y que se ha dejado olvidado en la mencionada cesta. Vuelve al callejero parking de bicis, ahora corriendo a buen ritmo (sólo le faltó nadar en el río Guadalquivir para completar todo un triatlón), y a unos metros de su alquilado vehículo respira algo más tranquila al ver su exclusiva chupita, pero ya más cerca, al tomarla de la cesta, se da cuenta que ya no hay nada más debajo: ¡habían desaparecido las espinacas con garbanzos!

La cara de mi amiga cuando me lo contó era una mezcla de asombro o de perplejidad mezclada con la sensación de gratitud por no haber sido desposeída de una de sus prendas favoritas. A la misma vez, recordaba recreándose en su creación culinaria, y se alegraba al menos por el hecho de que alguien que seguramente lo necesitaba mucho más se habría alimentado por lo cocinado por ella con tanto esmero, esperando  al menos, eso sí, que esa persona disfrutara, sola o en compañía, de sus buenísimas espinacas con garbanzos, alguien que tuvo el detalle o deferencia de dejarle a ella seguir disfrutando de su preciada y excluida chupita de cuero azulino.

En fin, como dijo Albert Einstein una vez, o puede que más veces, “La vida es como montar en bicicleta. Para mantener el equilibrio hay que seguir pedaleando”. 


¡Felices Fiestas de Navidad y Buen Año 2014!

jueves, 22 de diciembre de 2011

¡SALUD Y BUENA COMPAÑÍA!



Se acaba este año, uno de los más difíciles y complejos de los pocos que llevamos recorridos del siglo XXI. También terminan, con esta buena intención que anuncio en el título, mis colaboraciones periódicas con la utreranísima revista Vía Marciala. Una temporada completa, doce meses doce, que deseo hayan disfrutado sus lectores, al menos una duodécima parte de lo que ha disfrutado contando sus cosas éste quien suscribe.

Y tenía que ser en diciembre, en vísperas de las Navidades, en el mes duodécimo y a las puertas de 2012 . Pues sí, tenía que ser, y porque quería sin más desear a todo el mundo mis mejores intenciones. Como siempre intentaré justificarme y motivar mi deseo, aunque en este caso no hace falta ninguna. Tampoco me gustaría nada que se interpretara esta última reflexión de la temporada como una expresión al uso de un comercial consejo de auto-ayuda; nada más lejos de mi pretensión.

Frases y expresiones cargadas de buenas intenciones, y más en estas fechas, las hay a patadas. Lo de a patadas me ha quedado un poco violento, o futbolístico, la verdad. Más políticamente correcto sería desear lo que dicen las misses, aquello de “La paz en el mundo”, o lo de “paz y amor” que dirían los hippies, o desear tener “dinero, trabajo y amor”, quizás un tanto materialista, pero tal como están las cosas...

Más elevado si cabe, y utópico a la misma vez, sería desear “la felicidad”, ese estado de grata satisfacción espiritual y física, estado de ánimo del que disfruta de lo que se desea, satisfacción, alegría o contento, sin ausencia de inconvenientes o tropiezos. Sería perfecto sí, pero imposible siempre y en todo momento. La vida es otra cosa.Como digo, yo me conformo (aunque sé que no es poco) con “salud y buena compañía”. La salud es el nivel más básico y principal a partir del cual el ser humano puede aspirar a cubrir necesidades y deseos más elevados. Hablo de salud física y de salud mental, aunque entiendo que ambas van indisolublemente unidas, interrelacionadas y en el mismo grado de importancia.

A partir de esta premisa básica, quizás una de las claves para ser un poco más felices, pudiera ser encontrarnos en esa buena compañía que todos sin excepción necesitamos. Podría ser la del amigo que te oye en un café ante una decisión que tomar o ante un posible problema al que hacer frente. La de una madre, o una abuela, que te oye, asintiendo o no, con la que te desahogas, que te hace alguna pregunta que parece ajena al previsible fondo del asunto pero que ayuda y te da seguridad y confianza. O la compañía de un padre, que igualmente sabes que está ahí, que te oye, te da su opinión y después sabes que pase lo que pase, seguirá estando ahí después, previo el inevitable “te lo dije, sabía lo que te iba a pasar”. Y qué decir de la compañía de una pareja, incondicional siempre, que te equilibra, en lo bueno y en lo malo. En fin, las personas, siempre las personas.

Termino con una cita que me gusta mucho y con un libro que igualmente estoy seguro me gustará. La cita es de un personaje que representaba la actriz inglesa Emma Thompson, y que decía que “cuando me necesitáis y no me queréis debo quedarme; cuando me queréis y no me necesitáis debo irme”. El libro, “La felicidad de las cosas pequeñas”, del periodista Antonio San José, y que propone la necesidad de vivir despacio, de saber identificar esos momentos de la vida cotidiana, esos instantes que hacen que la vida sea más agradable y “tener la actitud vital” de querer disfrutarlos.

Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo 2012, y ya vendré de visita de vez en cuando...

lunes, 28 de diciembre de 2009

UN RELATO CORTO, E INOCENTE





Me ha llegado de mi amiga Carmen Tesón un relato propio de estos días, muy bonito y sencillo, y que quiero compartir:
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Entre los pastores que acudieron a adorar al Niño había uno tan pobre que no tenía nada que ofrecer y se avergonzaba mucho. Llegados a la gruta, todos rivalizaban para ofrecer sus regalos. María no sabía cómo recibirlos todos, al tener en brazos al Niño. Entonces, viendo al pastorcillo con las manos libres, le confió a Jesús. Tener las manos vacías fue su fortuna.

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martes, 22 de diciembre de 2009

XXXV PREGÓN DE NAVIDAD. JOAN PLAZA

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Colegio Salesiano Nuestra Señora del Carmen. Utrera, lunes 21 de Diciembre de 2009.
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Invitado por mi amigo Francisco Domínguez, de CajaSol, y con las facilidades de Demetrio Rojas y Miguel Candau, Jefe de Estudios a quien no tenía el gusto de conocer, asistí después de veintidós años a un nuevo Pregón de Navidad de los Salesianos de Utrera, mi Colegio durante el Bachillerato, y donde crecí como persona. Recuerdo con mucho cariño esos cuatro años como los mejores de mi vida de estudiante.
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La foto tomada, aunque no es que sea muy buena, es bonita por luminosa, en un momento de la intervención de Joan Plaza. A su izquierda, y entre él y la pareja de alumnos presentadores por un día, presidía un precioso Niño Jesús, que ya ven cómo brillaba. Por algo se celebra su nacimiento, y además nos encontrábamos en un Pregón de Navidad. Más que justificado el casual brillo de la fotografía, pues.
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Me remito a la noticia que daba al día siguiente el medio local Utrera Digital, como en la ocasión de Fernando Savater, pues así me centro en lo que más me llamó la atención de la audición del Pregón de Joan Plaza Durán, entrenador del CDB Sevilla SAD - CajaSol, claro está, desde mi personal percepción y punto de vista.
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Sabía por mi amigo Paco que Joan Plaza es una persona especial, con un marcado perfil social, serio, muy educado, sensible y comprometido, y además conocía su colaboración y disposición a colaborar en lo que se le pida, sobre todo donde él pueda aportar algo desde su posición de profesional del baloncesto, por su nombre, o su posible repercusión. Por estos motivos, me parecía interesante la posibilidad de oírle y conocerle, y la verdad no me defraudó, sino todo lo contrario, ya que pude comprobar de forma personal las referencias aludidas y confirmarlas.
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Tampoco conocía mucho de su vida, de sus inicios en Badalona y San Adrià desde la base del baloncesto hasta llegar a ser Campeón de la ACB con el Real Madrid, sin haber sido jugador profesional. Es curioso, pero esta posibilidad se da de forma más frecuente en baloncesto que en fútbol, donde mi admirado Joaquín Caparrós es una excepción, a la que también se suma otro andaluz, el linarense Gregorio Manzano.
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No conocía que hubiera sido dependiente de una tienda de neumáticos, ni que fuera funcionario de prisiones durante catorce años. De ahí puede ser que le venga su compromiso y el conocimiento de la dificultad de la condición humana, donde quizás conociera unas escalas que resitúan al más pintado, donde se aprecia lo afortunado que podemos llegar a ser, viendo cómo viven y sufren personas y familias enteras. Puede ser, y casi estoy seguro de acertar.
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A mi me gustó su sencillez en la exposición, con cierto acento denotador de su procedencia catalana, pero no mucho, austero en las formas, sin ninguna concesión al lucimiento oratorio, pero claro y sincero en su mensaje, muy personal y fruto de su propia experiencia en la que quiere seguir creciendo, pues se le ve inquietamente vivo y no conformista, también crítico, ante la sociedad que nos está tocando vivir; pero no crítico negativo, sino con enfoque constructivo y con un mensaje de positivismo desde la pequeña aportación de cada uno, que no es poco.
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Joan comenzó recordando su infancia de familia numerosa, donde la Navidad la vivió, pues eso, en familia, con turrones, la complicidad de los suyos, la lotería de doña Manolita, los cántigos y villancicos, y donde un regalo, uno sólo, era lo más importante y lo que más ilusión de hacía. Y de inmediato habló de la pobreza, de lo fácil que sería mirar para otro lado ante el sufrimiento ajeno.
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Mencionó una película que me apunto para ver en estas fechas, quizás mañana mismo, "Cadena de Favores", que en relación a la Navidad y a todo el año, le motivó a realizar actividades de forma periódica cada mes en hospitales, colegios o barrios marginales. Piensa que él tiene esta posibilidad, que se siente afortunado y comprometido, y mientras pueda lo hará, como lo podría hacer cada uno, quizás desde el anonimato, con pequeños gestos, pequeños granitos de arena, que pueden hacer un montón. Igualmente piensa, que no haciendo nada, difícilmente se puede conseguir algo.
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Desde su sencillez, apuntó matices interesantes, como que además de pagar gustosamente a Hacienda, siempre se puede hacer algo más. Esto y algo más en la misma línea me lo refirió después personalmente, cuando presentados supo que yo trabajo en el Polígono Sur de Sevilla, para ofrecerse de forma inmediata a colaborar en lo que necesitáramos allá. Me lo he apuntado y le tomaré la palabra.
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Me interesó que hablara de la lotería maldita del accidente de resultados funestos o el cáncer, como hecho irrefutable, para poner este hecho ante la situación de que no sabemos lo bien que estamos hasta que dejamos de estarlo, pues debemos gozar la suerte de vivir, de compartir. Para ello recordó las expresiones de las personas en las terminales de transportes, las emociones que transmiten cuando llegan o cuando se van, de cómo vivimos en un exceso de prudencia sin recordar cuándo fue la última vez que dijimos "te quiero", "gracias", "lo siento", o damos un abrazo.
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Joan dijo que cree en el poder de la palabra y del gesto. Manifestó su temor por la despersonalización en las relaciones humanas, la deshumanización, sobre todo como un peligro al que se enfrenta nuestra juventud, con tanto avance tecnológico como la televisión, el teléfono móvil o internet, manifestando incluso miedo hacia el futuro que nos puede tocar vivir si no tenemos en cuenta todo ello, pues ante esta situación aboga por ser generosos de palabras y hechos.
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Me fascinó cuando habló de la poca capacidad de adaptación a la mundialización que empezó hace miles de años, para tener en cuenta los hábitos y costumbres de cada uno, para lo que debemos ser tolerantes y aumentar nuestro grado de empatía. Recordó que en sus equipos ha tenido a personas de diecisiete a treintaintos años, de distintas nacionalidades, de distintas razas, de distintas religiones, con honorarios que iban de los 20.000 Euros a los 2 Millones de ficha anual, vamos todo un ejercicio práctico de gestión de la diversidad y las diferencias, necesariamente enfocadas hacia la compatibilidad y un objetivo común.
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Joan me pareció un tío interesante, con los pies en el suelo y que no va de estrella. Como dijo al principio de su intervención, cuando agradeció la invitación, en lo personal le gustaría "dejar un buen recuerdo el día que irme de aquí", es decir, como buen catalán práctico y realista, está reconociendo que en Sevilla tendrá un ciclo, como todos los entrenadores que pasan por los grandes clubes. Yo ya le guardo un buen recuerdo, y le deseo que triunfe en CajaSol y su ciclo dé muchos frutos, y que podamos volver a coincidir en un futuro próximo.
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Joan Plaza Durán terminó diciendo que todos tenemos un don, un ángel escondido, una virtud, una vocación, y tenemos que descubrirla y transmitirla, y deseó a los asistentes una Feliz Navidad y no olvidar ser felices durante todo el año.
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Hago extensivos a todas las personas que leen mis cosas los mensajes contenidos en esta entrada navideña, y lo dicho, Feliz Navidad, intentar ser felices todo el año y Salud.
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