"Ética, sobre la moral y las obligaciones;
estética, de la belleza y el arte;
y otras cosas..."


lunes, 16 de noviembre de 2020

PISAR ALGODÓN

 

Noviembre es para mí un mes propicio para pensar y escribir, y más en este año tan complicado, con un número muy redondo que ha resultado tener muchas aristas, muchísimas. Y para que quede constancia, aquí mi trigésimo séptima colaboración con la revista utrerana Vía Marciala. Como casi siempre, muy personal, en esta ocasión con base histórica reciente y con referencias bibliográficas especializadas, pero que se se comparte con toda confianza, en la confianza de que les sea agradable su lectura. Se lo quiero dedicar con todo mi cariño a mis padres, Juan y Josefa.

      Pisar algodón               

  

Pisar algodón es una de las pocas, por no decir la única, de las labores o trabajos no mecanizados en la recolección de este importante cultivo de nuestra comarca y de todo el Valle del Guadalquivir, testigo de la profunda transformación del campo andaluz desde los tiempos de la Dictadura de Franco, pasando por la Transición Democrática y los conocidos como Planes Quinquenales previos a la posterior entrada de España en la Unión Europea en 1986 con la Política Agraria Común (P.A.C.).


El cultivo algodonero en España data de la época del asentamiento musulmán en el sur de la Península Ibérica, hace más de un milenio, y su sistema agroindustrial ha sufrido numerosas vicisitudes y altibajos desde esa época a nuestros días1. Dicho esto, podrán comprobar si siguen leyendo que esta publicación no pretende ser en modo alguno un estudio técnico sobre el algodón. Me centraré principalmente en las vivencias y experiencias de mi primer cuarto de siglo de vida, aproximadamente el período referenciado en el párrafo anterior, teniendo memoria para recordar los últimos años del franquismo, los nuevos aires democráticos y la integración en Europa, eso sí, siguiendo el hilo conductor blanco de puro algodón.


De entrada, diré que soy nieto de agricultor, de un sabio agricultor algodonero como era mi abuelo Diego de Los Molares y de Trajano también. Aunque tengo recuerdos de estar sentado en el remolque de mi abuelo y de apuntar en una libreta los kilos de las sacas de algodón pesadas en la romana que me dictaban mis tíos, recuerdo, vívidamente con orgullo cómplice, cómo mi escasa recolección a mano de niño ayudaba a mis esforzados padres, cómo  mi kilo o kilo medio de inmaculado algodón colmaba rebosando el apretado saco de  mis algodoneros favoritos, que seguramente tendría un porcentaje más alto de impurezas y mayor peso, con total seguridad, lo normal en la recolección a mano y pago diario por kilos. 

   

Familia Gómez Garcia, años 70
Familia Gómez García, Trajano años 70.

De aquellos años de finales de los 70, tengo varias imágenes imborrables de la recolección, siempre por esta época de final del verano y entrado el otoño, por aquellos tiempos de forma manual por supuesto, donde la población de Trajano, de todos los pueblos de colonización donde se cultivaba y se sigue cultivando el algodón, se multiplicaba por dos veces como mínimo. Llegaban familias algodoneras paisanas y familiares de los colonos, desde El Coronil, Los Molares, Lebrija, Montellano, Marinaleda, o incluso de pueblos gaditanos como Villamartín y Espera, por poner algunos ejemplos. Una eclosión de vida y juventud. Trabajo duro, muy duro, pero también había mucha alegría, muchas amistades, relaciones, noviazgos, después hasta matrimonios, y partidos de fútbol. Fútbol y mucho más, como comprobarán.


El Campo de Fútbol siempre fue un enclave estratégico. Cuando llovía y no se podía coger algodón, era el lugar de encuentro donde trajaneros y algodoneros residentes (en los graneros y cuadras adaptadas como viviendas temporales) jugaban los primeros partidos de balompié que se recuerdan, disputadísimos. Ese mismo lugar, nuestro pequeño estadio, se convertía por algunas semanas de aquellos años en lugar de almacenamiento de los sacos llenos de algodón hasta que venían los camiones a recogerlos, muchos cuatro ejes y pocos tráileres. El terreno de juego se transformaba en verdaderas montañas algodoneras donde jugábamos los niños, rodando, saltando, escondiéndonos, con el peligro de arañazos, golpes, torceduras y alguna que otra fractura. Cosas de niños, de niños de otros tiempos, porque hoy en día podrían hacer intervenir al Defensor del Menor, mi amigo Jesús Maeztu. No recuerdo ningún guarda, y sí algún  que otro coscorrón paterno/materno si se te hacía de noche o te escapabas sin permiso, o si llegabas a tu casa con algún daño en la ropa o en el cuerpo, ambos igualmente sancionables y con castigo inmisericorde. Pero ¡qué bien lo pasábamos!


En ese mismo espacio deportivo y de juegos, en sus aledaños, ya en los años 80, se guardaban aparcadas las primeras máquinas cosechadoras de algodón que llegaron al Bajo Guadalquivir, unas enormes Pick Machine de color rojo oscuro de marca International, primero de dos chorros, luego de cuatro (para dos y cuatro hilos/surcos de algodón entiéndase) donde alguno de esos planes quinquenales, concretamente el segundo, previó entre sus principales objetivos “Avanzar en su perfeccionamiento tecnológico y conseguir alcanzar al final del quinquenio un índice de mecanización del 70%”, objetivo por otro lado incompatible o difícil de casar con el primero en orden de prioridad del mencionado plan allá por 1984 como era el de  Desarrollar la superficie de cultivo algodonero, de forma que permita una mayor racionalización del regadío, y mantener altos niveles de empleos en zonas productoras”2. Socialmente, y económicamente también, se estaba librando una batalla, entre la recolección a mano y la recolección mecanizada, un cambio que se podría decir que era de carácter estructural. Cabría citar que poco después se implantaron las desmotadoras de algodón, de la mano de nuevas cooperativas, versiones actualizadas y menos intervenidas que las antiguas cooperativas algodoneras.3


En este contexto histórico, donde se estaba produciendo la planificada e inevitable transición de la mecanización agraria, mal coexistieron esas primeras máquinas con las últimas campañas de recolección a mano de nuestro producto estrella. Recuerdo perfectamente las sirenas de Bomberos, y de la Guardia Civil, una noche en la que aparecieron incendiadas algunas máquinas en el referido enclave del Campo de Fútbol, muy cerca de mi casa y donde estaba el teléfono público (el único que había), golpes en la puerta, y llamadas varias. En aquella noche y en los días que le sucedieron, se vivieron  momentos de mucha tensión y nerviosismo entre agricultores de cooperativas que se aventuraron a invertir en las primeras máquinas subvencionadas de recolección de algodón, y que se vieron “cuestionados” por jóvenes jornaleros recolectores de a mano. Algunos de esos jóvenes eran incipientes líderes sindicales, que posteriormente han tenido una carrera política y/o sindical “considerable”.


Y llegamos ya a los 90. Cuando fui joven y pisador de algodón, y otras cosas también. Además de pisador, en alguna temporada,  y solo una, fui tractorista de un módulo de algodón. Pero centrémonos, en corto y al pie, en términos futbolísticos. Y es que iba a titular esta colaboración Pisando algodón, pero no, decido poner pisar en infinitivo, momento en el que se ejecuta la acción de esta labor agrícola. No quería que se entendiera este trabajo como un paseo por las nubes, todo lo contrario. En la recta final de mis estudios universitarios de Derecho, y con la mili prorrogada por delante, me venía muy bien el trabajo y el dinerito que me ganaba. Pero tengo que decir que esas campañas, que no fueron más que dos o tres, me valieron de mucho, me sirvieron muchísimo, porque no vean las ganas que me entraron de acabar mis estudios; que me comía los libros, vaya. Sin exageración alguna y que razono de forma motivada.


Pisador de algodón, Bajo Guadalquivir 2019
(Fotografía de José Manuel Brazo Mena)

Mis jóvenes y fuertes piernas de futbolista, y mis brazos también, se agotaban en esas jornadas interminables, de calor al mediodía cuando se empezaba a recolectar, de humedad y frío por la noche cuando se terminaba, casi siempre de madrugada, y así un día tras otro, a base de bocadillos y cervezas de a litro a compartir, con un  malestar en el estómago falto de costumbre, el cansancio acumulado, los camiones muy colmados, con cuerdas para bajar y subir, cabe más algodón, otro módulo más y terminamos… En una de esas peonadas casi me caigo de puro agotamiento y sueño atrasado de varios días  de un camión, una madrugada en Guadalema de los Quintero. Pienso, pasado el tiempo, y sin ánimo de ser frívolo, que sería lo más parecido a una situación límite en una guerra, por ejemplo, donde llegado el cansancio y abatimiento extremo al límite, da igual ya que te maten o te dejes matar. Así estaba yo, me daba igual caerme del camión. Afortunadamente no pasó nada, y lo cuento como la superación de una situación adversa o cuanto menos difícil para el joven que yo era. Eso sí, sonreí, socarrón, cuando me enteré que el camión que tan alto colmamos esa noche tan larga, del que no recuerdo cómo  me subí y cómo me bajé,  se dejó media carga en un puente por el que no pudo pasar entero.
 

La historia se repite, octubre 2017
Noticia de Utrera Digital

Vamos finalizando ya (expresión que se utiliza cuando algo empieza a hacerse largo), con una referencia musical creo bien traída, o por lo menos bien pisada. Por aquellos años, triunfaba un joven gaditano, de mi misma edad, un tal Alejandro Sanz, con su éxito Pisando Fuerte (1991), que era como mi himno de pisador de algodón, y mi banda sonora. Años más tarde, también en un momento de cambio en mi vida profesional, triunfaba mi admirado coetáneo con otro disco, No es lo mismo (2003), que también fue mi banda sonora en otro momento importante. La vida y sus curiosidades. 


Y ahora, en este año 2020, el de la pandemia mundial del COVID-19, todos habremos tenido o tendremos nuestra propia banda sonora, estoy seguro. Y será buena señal recordarla pasados unos años, si pueden ser décadas mejor, indicador de que estamos vivos y de que seguimos viviendo. Tanto como para compartir estas vivencias como estoy  haciendo yo una vez cumplido mi segundo cuarto de siglo (ya he pasado sobradamente el ecuador). Hoy, al  momento actual, tengo la suerte y la fortuna de apreciar los cambios que se están produciendo a tiempo presente, y soy informado por mi padre (con mi madre a su vera), que “ya apenas hay pisadores de algodón como cuando tú pisabas Diego, porque hay unas máquinas nuevas que ya hacen ese trabajo”.  Alegría por una parte, y cierta nostalgia por otra.


Siempre aprendiendo. Cuídense, cuiden de los suyos, mucha salud y buena compañía. 

1.

1.   1. ANTONIO RODRÍGUEZ OCAÑA y PEDRO RUIZ AVILÉS. El sistema agroindustrial del algodón en España. Serie Estudios del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, 1995. Págs. 211 y ss.

     

       2. ANTONIO RODRÍGUEZ OCAÑA y PEDRO RUIZ AVILÉS. El sistema agroindustrial del algodón en España. Serie Estudios del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, 1995. Págs. 148, 184-188.

2.  

        3. FRANCISCO J. FERNÁNDEZ ROCA. Historia Agraria. Las cooperativas algodoneras durante el franquismo. 2001. Págs. 173-202.



domingo, 11 de octubre de 2020

20 RAFA NADAL 20


Foto de La Vanguardia Web


Rapidísimo,  Admirable, Fabuloso, Auténtico... 

Así podría seguir con todos los adjetivos positivos del abecedario. 



   
¡GRACIAS!

jueves, 20 de agosto de 2020

ESTRELLA DAMN, UNA NUEVA ETAPA, OTRA FORMA DE VIVIR, EN TRES ACTOS



El verano, ya bien entrado, nos trae grandes momentos. En este mi espacio en internet encontrarán spots que son bonitos de ver, y de oír, con la excusa de la promoción de una marca de cervezas, casi siempre Estrella Damn. Pero la situación está cambiando, ha cambiado de hecho. Ahora la marca cervecera apuesta por un mensaje ecologista y de respeto por el medio ambiente, lo que me parece bien. Podría decir de forma bien traída que la marca ha eliminado las anillas de plástico de los envases de latas, y dicho queda. 

Casi mejor pongo los anuncios, dos actos del año lejano 2019, Alma y Amantes, y el tercero, el del Compromiso, de este particular, extraño, atípico y largo 2020. Sólo decir que la voz del último anuncio es de la cantante barcelonesa Magalí Sare. La música, de tendencia Indi, también es una nota característica de esta nueva etapa. Son los tiempos que corren. Además de la música, "actriz" principal es la danza, incluso bajo el agua. Sin esa estética y esa plasticidad, nada sería igual, y el resultado sería muy distinto. 

 



Salud, para todo el mundo, que falta nos hace.
Cuídense y cuiden ustedes. 
Sin ninguna duda, debe haber y hay otra forma de vivir.

domingo, 16 de agosto de 2020

CAMINO DE SAN SALVADOR O CAMINO DEL SALVADOR

 



En el mes de octubre de 2017, visitando la Catedral de Oviedo y alejándome un poco de mi grupo, me dispongo a adquirir las credenciales para algún día iniciar el Camino Primitivo desde Asturias (cosas mías), cuando veo llegar a un peregrino, con su inconfundible mochila y su bastón. Al verlo pensé que sería un peregrino que estaría haciendo el Camino de Santiago y querría sellar su credencial, pero entablando conversación con él me saca de mi error, ya que este peregrino acababa de finalizar su camino, el Camino del Salvador, y quiere recoger la Salvadorana, el equivalente a la Compostela. Me informa que ha completado los 126 kilómetros que van desde León a Oviedo, y que está muy contento, pues a pesar de la dureza, es un recorrido muy bonito, tranquilo, distinto.

Característica foto de nuestra sombra

Uno, que es curioso por naturaleza, inoculado ya de forma peregrina, y delante de El Salvador, titular de la Catedral de Oviedo, una talla de piedra del S-XIV, de tamaño superior al natural y policromada, se propone que hará pronto, cuando se pueda, este Camino, incluso antes que El Primitivo, porque además conoció allí la referencia de una canción medieval francesa que dice así, poco más o menos, que “Quien va a Santiago y no va al Salvador visita al criado y olvida al señor” o “Quien va a Santiago y no visita al Salvador, honra al criado y se olvida del Señor”. Pensado, dicho y hecho. Hoy hace justo un año que terminamos este Camino de Peregrinación, y no solo yo, sino un buen grupo. Ha pasado ya un año desde agosto de 2019, y vaya año, el que está pasando. Parece que hace mucho más tiempo.




Antes realicé consultas varias, porque aunque sea curioso peregrino, no soy nada temerario. Aprovechando la visita en abril de 2018 de la Asociación de Amigos del Camino de Santiago de León “Pulchra Leonina”, les pregunté al respecto, de cómo conseguir la credencial para la Salvadorana, de cómo estaban de albergues, si los había, si era seguro el camino, entre otras cuestiones. La verdad es que tanto Anselmo Reguera, y sobre todo Maribel Borrego, nos facilitaron mucho, nos dieron seguridad, pura hospitalidad y amistad. También encontré referencias y guías en internet de José Antonio Curraño Expósito, con el que casi nos cruzamos, no nos conocimos por muy poco. Hoy día ya existe alguna guía publicada, como la de José Antonio Vega Álvarez, de este año 2020, “El Camino del Salvador. Un camino industrial y minero”.


Con nuestra amiga Maribel de León,
la noche antes de comenzar a andar.


De reciente publicación.

La experiencia no ha podido ser más positiva, con cinco etapas, todas de albergues públicos excepto  la tercera noche, en una pensión/hotelito por no haber disponibilidad en albergues (un pequeño lujo que se agradeció) en Campomanes.  Algunas dolencias físicas propias del calor y el peso de la mochila, es lo más reseñable, nada importante. Además fuimos acompañados, en la distancia, por dos peregrinas noruegas desde el primer día, y sobre todo por un grupo de geografías autóctonas muy diversas desde la segunda etapa en Poladura de la Tercia, con José Antonio (Santander), Javier (El Pedroso, Sevilla), Jorge (Valencia) y Paco (Vallecas, Madrid), y una pareja de Utrera, un tal Diego y Rosalía. De ahí hasta Oviedo, todos juntos, sobre todo a la llegada, porque cada uno iba su ritmo, todos con su espacio propio, pero buenas conversaciones, buena compañía, compartiendo mesa y mantel, y sin mantel también. Cada Camino es distinto, y también depende de las personas con las que uno se encuentre. Este es para escribir una crónica entera y compartirlo después.


El recorrido, personalizado por 
nuestro amigo Jorge de Valencia

Quizás lo más duro fueron las altas temperaturas, o por lo menos, yo no esperaba quemarme mi única zona corporal descubierta, las piernas, pero no de cualquier forma o zona, sino sin darme cuenta y la parte trasera, porque al ir andando hacia el norte cruzando la Cordillera Cantábrica (incluyendo el Puerto de Pajares), el sol nos iba tostando de forma traicionera y por la espalda. Cuando puse remedio con pantalón largo, ya era demasiado tarde, y acabé despellejando unos días después parcialmente las piernas, por detrás solamente. Cosas que pasan. Hay que pensar que este Camino si se hace en invierno sería imposible de realizar con la nieve. Hemos visto fotos e impresiona. Primavera y Otoño, son las mejores estaciones para disfrutar con mayor plenitud. Así lo recomendamos. Miren qué fotos.











La señalización del Camino es muy buena en la provincia de León, con postes de madera y monolitos de hormigón de continuo personalizado del propio Camino del Salvador, a su paso por la Comarca de Cuatro Valles y en toda la ribera del Río Bernesga, pero cuando se llega a Asturias, la cosa cambia. Ya solo se ven algunas flechas amarillas, y no muchas, del Camino de Santiago, pero ninguna referencia al Salvador, un poco paradójico, pues es en Oviedo donde está el final de este Camino y donde se venera la imagen sagrada, pero ni siquiera pudimos comprar recuerdos del Camino de San Salvador en Oviedo, ni una camiseta, ni un pin, nada. Se ve que en Oviedo no han apostado por este Itinerario, todavía, ni cultural ni turísticamente. La única referencia es en la Catedral al obtener la Salvadorana, con visita incluida a la Sancta Ovetensis, que por supuesto realizamos al día siguiente de nuestra llegada. Este recuerdo es de fabricación casera, una piedra del camino.













Y en el Camino, infinidad de paisajes naturales, prados verdes, con ganado autóctono, y verdaderas obras de arquitectura religiosa, como la Colegiata de Santa María de Arbas del Puerto, El Santuario del Buen Suceso y la Ermita de Celada, y de todo guardamos preciosos recuerdos en forma de fotografías. 









Y lo dicho, algún día comenzaremos El Camino Primitivo, desde Oviedo a Santiago de Compostela. Tenemos las credenciales desde 2017, pero no tenemos aún fecha de inicio. Todo se andará, que prisas no tenemos… De momento, nos quedamos con estos buenísimos recuerdos de nuestro Camino del Salvador, en agosto de 2019, el que hicimos de mochila y albergue, en el que sufrimos, y disfrutamos, en el que compartimos experiencias, agradeciendo la suerte de encontrarnos con buenas personas, haciendo camino, siempre aprendiendo.


Esta foto parece un decorado de cine.

Jorge, Javier y José Antonio

Nuestro grupo con un peregrino inglés, 
que siempre llegaba el primero, con su vino o cerveza en mano.

Con nuestras peregrinas noruegas.

Ya en Oviedo, Jorge aún por llegar, 
y llegó bien.

El día de nuestra llegada

Al día siguiente en la visita.


                                                                ¡Buen Camino!

jueves, 6 de agosto de 2020

FECHAS IMPORTANTES EN LA VIDA DE UNA PAREJA










Ayer fue día 5 de Agosto, un día muy caluroso en la Comarca del Bajo Guadalquivir, como caluroso fue el mismo día de hace 25 años. Este día también se celebra el día de la Virgen de las Nieves (curiosa paradoja de la advocación mariana  dadas las altas temperaturas del período estival), Patrona de nuestro querido pueblo vecino de Los Palacios y Villafranca, donde celebramos, mi esposa y un servidor, primero la despedida de solteros un día antes en Fiestas Patronales (ahora la Feria se celebra en Septiembre), y tal día como ayer la boda misma. En 2020 nuestras Bodas de Plata, luego para nosotros una de las fechas más importantes de nuestra vida juntos.

Como regalo musical, Telefonía de Jorge Drexler. Me encanta, por muchos motivos. Espero que a Vds. también.



sábado, 1 de agosto de 2020

MI AGRADECIMIENTO POR TANTAS Y TANTAS VISITAS















Las personas que se pasan de vez en cuando por espacio de internet tan particular como mi patio, saben que les estoy muy agradecido. Ya lo decía el brasileño Roberto Carlos, el cantante, lógicamente, "Yo quiero tener un millón de amigos", lo que me parece poco menos que imposible, aunque no tanto llegar algún día a tener un millón de visitas en este mi blog.

Me comprometo a seguir escribiendo, mis cosas, a compartir otras, para que me visiten, y para seguir haciendo amigos. Como por ejemplo hoy, primero de agosto del especialísimo 2020. Póngales los adjetivos que quieran a este año. La foto de arriba es mi especial saludo del momento que nos  toca, tan extraño, y tan difícil.  

Pero no quiero cansarles, que además hace mucha calor. Les invito a una canción fresquita, eso sí, con la dulce voz de Marisa Monte, el ritmo de Carlinhos Bown y la voz grave de Arnaldo Antunes,  "Passe En Casa" , que yo conozco como "Estoy esperando visita", de Tribalistas, también brasileños. Me encanta el idioma portugués, y la música, toda, y de todos los estilos. 

Vamos por 150.000 visitas y subiendo. 







Passam pássaros e aviões
E no chão os caminhões
Passa o tempo, as estações
Passam andorinhas e verões

Passe em casa

(tô te esperando, tô te esperando)
Passe em casa
(tô te esperando, tô te esperando)

Estou esperando visita
Tão impaciente, aflita
Se você não passa no morro
(eu quase morro, eu quase morro)
Estou implorando socorro
(ou quase morro, ou quase morro)
Vida sem graça se você não passa no morro

Já estou pedindo que
Passe um tempo, passe lá
Passe mal com os meus lençóis
Passe agora, passe enfim
um momento pra ficarmos sós

Passam pássaros e aviões
E no chão os caminhões
Passa o tempo, as estações
Passam andorinhas e verões

Passe em casa
(tô te esperando, tô te esperando)
Passe em casa
(tô te esperando, tô te esperando)
Estou esperando visita
Tão impaciente, aflita
Se você não passa no morro
(eu quase morro, eu quase morro)
Estou implorando socorro
(ou quase morro, ou quase morro)
Vida sem graça se você não passa no morro

Já estou pedindo que
Passe um tempo, passe lá
Passe mal com os meus lençóis
Passe agora, passe enfim
Passe um momento pra ficarmos sós

Passe em casa
(tô te esperando, tô te esperando)
Passe em casa
(tô te esperando, tô te esperando)
Estou esperando visita
Tão impaciente, aflita
Se você não passa no morro
(eu quase morro, eu quase morro)
Estou implorando socorro
(ou quase morro, ou quase morro)
Vida sem graça se você não passa no morro

Já estou pedindo que
La lalala lalalalalala...


Salud, les deseo mucha salud, 
y muchas gracias por la visita.



sábado, 16 de mayo de 2020

UN ABRAZO, A JUAN GENOVÉS





Estos días de confinamiento no dejan de darse malas noticias. Ayer mismo, día 15 de Mayo, el fallecimiento del artista valenciano Juan Genovés. No perdí la oportunidad de visitar Avilés el pasado de verano de 2019, y en el Centro Niemeyer la suerte de disfrutar de una gran exposición. Con la perspectiva del tiempo que está pasando, le doy mucho valor. No pude evitar hacer fotos de los cuadros que más me gustaron. Una obra impresionante, comprometida, sentida, impactante, maestra. 




"Transbase"


Como sencillo homenaje, comparto sus pinturas prestadas, incluida como presentación su obra más conocida, El abrazo, símbolo de nuestra Transición Democrática, que se podía ver, disfrutar y sentir en el Museo Reina Sofía de Madrid, ahora y desde 2016 en el Congreso de los Diputados.












Punto de mira





Para finalizar, añado estos dos vídeos que he encontrado con reflexiones muy interesantes del propio Juan Genovés, que más allá de cualquier tipo de valoración (política entiéndase), son complementarios de su propia obra, y ahí quedan para el recuerdo, para que nunca se olvide lo que significa ese abrazo. Cualquier buen abrazo.