"Ética, sobre la moral y las obligaciones;
estética, de la belleza y el arte;
y otras cosas..."


jueves, 22 de diciembre de 2011

¡SALUD Y BUENA COMPAÑÍA!



Se acaba este año, uno de los más difíciles y complejos de los pocos que llevamos recorridos del siglo XXI. También terminan, con esta buena intención que anuncio en el título, mis colaboraciones periódicas con la utreranísima revista Vía Marciala. Una temporada completa, doce meses doce, que deseo hayan disfrutado sus lectores, al menos una duodécima parte de lo que ha disfrutado contando sus cosas éste quien suscribe.

Y tenía que ser en diciembre, en vísperas de las Navidades, en el mes duodécimo y a las puertas de 2012 . Pues sí, tenía que ser, y porque quería sin más desear a todo el mundo mis mejores intenciones. Como siempre intentaré justificarme y motivar mi deseo, aunque en este caso no hace falta ninguna. Tampoco me gustaría nada que se interpretara esta última reflexión de la temporada como una expresión al uso de un comercial consejo de auto-ayuda; nada más lejos de mi pretensión.

Frases y expresiones cargadas de buenas intenciones, y más en estas fechas, las hay a patadas. Lo de a patadas me ha quedado un poco violento, o futbolístico, la verdad. Más políticamente correcto sería desear lo que dicen las misses, aquello de “La paz en el mundo”, o lo de “paz y amor” que dirían los hippies, o desear tener “dinero, trabajo y amor”, quizás un tanto materialista, pero tal como están las cosas...

Más elevado si cabe, y utópico a la misma vez, sería desear “la felicidad”, ese estado de grata satisfacción espiritual y física, estado de ánimo del que disfruta de lo que se desea, satisfacción, alegría o contento, sin ausencia de inconvenientes o tropiezos. Sería perfecto sí, pero imposible siempre y en todo momento. La vida es otra cosa.Como digo, yo me conformo (aunque sé que no es poco) con “salud y buena compañía”. La salud es el nivel más básico y principal a partir del cual el ser humano puede aspirar a cubrir necesidades y deseos más elevados. Hablo de salud física y de salud mental, aunque entiendo que ambas van indisolublemente unidas, interrelacionadas y en el mismo grado de importancia.

A partir de esta premisa básica, quizás una de las claves para ser un poco más felices, pudiera ser encontrarnos en esa buena compañía que todos sin excepción necesitamos. Podría ser la del amigo que te oye en un café ante una decisión que tomar o ante un posible problema al que hacer frente. La de una madre, o una abuela, que te oye, asintiendo o no, con la que te desahogas, que te hace alguna pregunta que parece ajena al previsible fondo del asunto pero que ayuda y te da seguridad y confianza. O la compañía de un padre, que igualmente sabes que está ahí, que te oye, te da su opinión y después sabes que pase lo que pase, seguirá estando ahí después, previo el inevitable “te lo dije, sabía lo que te iba a pasar”. Y qué decir de la compañía de una pareja, incondicional siempre, que te equilibra, en lo bueno y en lo malo. En fin, las personas, siempre las personas.

Termino con una cita que me gusta mucho y con un libro que igualmente estoy seguro me gustará. La cita es de un personaje que representaba la actriz inglesa Emma Thompson, y que decía que “cuando me necesitáis y no me queréis debo quedarme; cuando me queréis y no me necesitáis debo irme”. El libro, “La felicidad de las cosas pequeñas”, del periodista Antonio San José, y que propone la necesidad de vivir despacio, de saber identificar esos momentos de la vida cotidiana, esos instantes que hacen que la vida sea más agradable y “tener la actitud vital” de querer disfrutarlos.

Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo 2012, y ya vendré de visita de vez en cuando...

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