"Ética, sobre la moral y las obligaciones;
estética, de la belleza y el arte;
y otras cosas..."


martes, 28 de diciembre de 2010

UN RELATO DE NAVIDAD CORTO E INOCENTE

.
Un año más, el segundo consecutivo, termino escribiendo sobre un tema reincidentemente inocente. No es casualidad. En este caso porque coincide con mi última colaboración en Vía Marciala, ilustrada además con un pequeño detalle fotográfico de mi amigo Francisco con su hijo Diego en brazos. Me pareció que no tenía dos modelos mejores que ilustraran el relato y la reflexión, y porque simplemente la postal es preciosa.
.


.

«Entre los pastores que fueron a adorar al niño Jesús
había uno tan pobre que no tenía nada que ofrecer
y se avergonzaba mucho.
.
Llegados a la gruta todos rivalizaban
para ofrecer sus regalos.
María no sabía cómo recibirlos todos,
al tener en brazos al Niño.
.
En ese momento,
viendo al pastorcillo con las manos libres,
le confió a Jesús.
Tener las manos vacías fue su fortuna».
.

Este pequeño relato lo he guardado un año entero, regalo de una buena amiga que me lo envió por correo electrónico la pasada Navidad. Un año más tarde, en la Navidad de un largo y muy difícil año de 2010, donde los efectos de la crisis económica, y principalmente el paro, está haciendo verdaderos estragos en muchas familias, lo comparto de la forma más sencilla, con la sencillez del relato mismo, como signo de un tiempo en el que se aprecian los pequeños detalles y que te hacen pensar un poco.

Creo que así es. Cuando ya son cada vez más difíciles de ver, enviar y recibir las tradicionales postales de felicitación navideña y cuando recurrimos de forma contagiosa a los típicos mensajes de texto del teléfono móvil, resulta casi extraño recibir en apenas unos renglones un mensaje de esperanza e inocencia vía internet, gratuito y desinteresado, donde lo material no vence a lo espiritual, donde la generosidad del ser gana a la avaricia del tener.

Cuando además, gracias o a pesar también de internet (no se sabe aún muy bien) cada vez son más frecuentes las redes sociales, no estaría mal defender y promocionar las verdaderas redes sociales, no virtuales, sino reales, las del encuentro familiar y amigo, las del intercambio, de la convivencia diversa, la ayuda, la solidaridad, la generosidad y el apoyo, las de la cercanía, el diálogo, las del tiempo, el momento y el lugar de la buena compañía.

Todo requiere su tiempo, hay tiempo para todo y todo necesita su tiempo, no todo al mismo tiempo y no todo el mundo necesita el mismo. Parece un trabalenguas, y a lo mejor lo es, pero sin muchas pretensiones, salvo decirlo bien, despacio y claro, como todos los trabalenguas. Estamos necesitados de esos tiempos, de esos momentos, y de esos lugares, los que de verdad enriquecen, los que te hacen sonreír y sentirte un poco mejor.

Me imagino a ese joven pastor, sin nada material que ofrecer, salvo su presencia en primera persona y sus brazos libres para sostener el mayor tesoro que pudiera imaginar. Y yo me lo imagino orgulloso, sintiéndose útil, importante y feliz durante unos instantes irrepetibles, en los que ya le importa bien poco no haber llevado nada, pues ese momento, ese lugar y su recuerdo le acompañará toda su vida, el tiempo en que tuvo en brazos al Niño Jesús, en sus propios brazos.
.

No hay comentarios: