Ya ha pasado casi un mes desde el del 6 de septiembre del presente año 2021, y no quiero dejar pasar la ocasión de dejar constancia de esa noche en el Castillo de Utrera, donde tuve la suerte de participar en el acto solemne de entrega de los Mostachones de Oro de 2020, que otorga la Orden del Mostachón de Utrera, a la que pertenezco por tiempo limitado de cuatro años. Ya solo me queda una última elección antes de la renovación y entrada de nuevos miembros. Así que me esforcé por hacer la mejor presentación posible, y el resultado en lo personal no ha podido ser más satisfactorio.
JOSÉ MARÍA MARTÍN CORROCHANO
MOSTACHÓN DE ORO 2020
Autoridades, compañeros y compañeras de la Orden, personas asistentes a este acto solemne, amigos todos, muy buenas noches. Tengo el inmenso honor de presentar al Mostachón de Oro a los últimos años, concedido a un militar, al Comandante de la Unidad Militar de Emergencias, la U.M.E., don José María Martín Corrochano, el Comandante Corrochano.
I.- INSTITUCIONAL.
Su carrera militar es impecable. En 1983 ingresó en la Academia General Básica de Suboficiales de Lérida, donde obtiene la graduación de sargento en su décima promoción y que ejerce en la Primera Bandera Paracaidista Roger de Flor. En 1999 siendo sargento primero ingresa en la Academia de Oficiales de Zaragoza, y se gradúa como alférez y teniente, ascendiendo a capitán y posteriormente a comandante, que es en la actualidad. Experto especialista en eventos NBQ, nuclear, bacteriológico y químico, y con una amplísima formación, ha impartido numerosas conferencias en España y en el extranjero sobre riesgos tecnológicos y medioambientales.
En 2006, hace ya 15 años, fue soldado fundador de la U.M.E., siendo hoy el más antiguo o el de más experiencia. Reseñar que ha sido testigo directo de la transformación y evolución de este proyecto, hoy una realidad consolidada, y una de las Instituciones más valoradas por la sociedad civil, por todas las Comunidades Autónomas y de cualquier color político; bueno, de la U.M.E. en particular, y del Ejército en general, pues "todos son soldados de España del Siglo XXI".
Tanto como suboficial como oficial, ha participado en las más destacadas misiones internacionales, como las que desarrolló en Irak, en los dos conflictos bélicos en 1991 y 2003, y también en la antigua Yugoslavia, donde fue herido por una granada. Gracias a Dios y la Virgen de Consolación, llevaba puesto su chaleco protector, y aunque la metralla le hirió su escápula izquierda, su gran corazón, quedó indemne. Su boina, y la de su compañero Dorante, colgaron durante muchos años en la sala de exvotos de Nuestra Señora, una vez terminaron su misión, sanos y salvos.
Merecedor de numerosas condecoraciones civiles y militares, placas, encomiendas y cruces (como la de San Hermenegildo), y medallas (como las internacionales de la ONU y la OTAN o la del Sufrimiento por la Patria), es importante destacar una de las más recientes, la que recibió de manos del Ministro del Interior, la Medalla de Mérito de Protección Civil en febrero del presente año, como responsable de la Operación BALMIS en la gestión de las tres morgues provisionales de la Comunidad de Madrid, por los valores, integridad, profesionalidad, humanidad y dignidad en el trato a todos los caídos por la pandemia.
El Comandante Corrochano, es nuestro héroe utrerano, un utrerano ejemplar, digno de nuestra admiración y reconocimiento, representante de tantos héroes anónimos que en Utrera tenemos la suerte de poner cara, nombre y apellidos. A todos ellos, héroes y heroínas en la Batalla contra el COVID-19, les queremos dar las gracias, y por supuesto también al Dr. José Manuel Aranda Lara así como a todo el personal sanitario.
II.- DE UTRERA.
De nuestro homenajeado tuve noticias en el Curso 83/84. No le conocí personalmente, pero sí a Teresa Rodríguez, mi compañera de bachillerato en nuestro querido Colegio de los Salesianos de Utrera, enamorada de un soldado paracaidista de nombre Jose Mari. Su esposa muy poco tiempo después, es la madre de sus tres hijos, José María, Alejandro y Sergio, y para su marido es la verdadera heroína de su vida. Se fueron para tres años a Alcalá de Henares, y han pasado más de 30 años, de feliz matrimonio. Estoy seguro que Tere es la persona más feliz en estos momentos. Enhorabuena a los dos, a toda la familia.
Decía que nuestro Mostachón de Oro es un militar, de vocación y de estirpe, materna y paterna, y también una persona muy especial:
▪ Porque aunque alcalaíno de Henares de adopción no se puede ser más de Utrera. Utrerano de la Vereda y de la calle Ancha, es un enamorado de su Semana Santa, del Martes Santo rabanito con su Cristo del Amor y la Virgen de las Veredas, costalero del Jesús atado a la Columna y de la Trinidad.
▪ Porque transmite utreranidad a raudales donde quiera que esté, como utreranos son sus tres hijos, a los que ha transmitido “inter vivos” el amor por su Tierra. Deseando que llegue cada mes la revista Vía Marciala, tiene la cita del 15 de agosto en Santa María como una de las tradiciones familiares más esperadas.
▪ Y porque además todo ello es Hermano Mayor, sí, de La Muy Utrerana Hermandad de Sergio, Tati y Lalín, sus hermanos, a los que adora, honor que tiene y devoción que comparten todos por sus Titulares, Dª Matilde Corrochano (enhorabuena a la madre más orgullosa en el Castillo de Utrera) y D. José María Martín. Su padre seguro que estará disfrutando esta noche acompañado por su Tertulia de Ilustres Utreranos, aquella en la que el “niño-viejo” Jose Mari se colaba, de la que tanto disfrutó y tanto aprendió.
Pero volvamos a la Operación BALMIS, donde nuestro paisano estuvo al frente de un EQUIPO de 150 personas, de la UME y el Ejército de Tierra, prestando ayuda en el traslado y custodia de las personas fallecidas, en coordinación con Bomberos de la CC.AA. de Madrid, Funcionarios de la Consejería Competente y de la Unidad de Sanidad Mortuoria.
Durante 73 días no vivió para otra misión que no fuera el Palacio de Hielo de Madrid, el Depósito de la Ciudad de la Justicia de Valdebebas y la Pista de Hielo de Majadahonda. Más de 1.800 personas fallecidas, donde personas como él se encargaron de que no estuvieran solas, de que una oración las despidieran, las acompañaran, a ellas y a sus familias, a las que sustituían con honor, el honor que merecían como caídos en una batalla. Y un detalle y que no es menor: de esta misión no se ha conocido ninguna fotografía de ataúdes masivas, ninguna imagen escabrosa ni morbosa. Nadie lo hizo ni nadie lo permitió. Por dignidad y por respeto.
De esta experiencia de vida, de su diario de agradecimientos en las redes sociales, adelanto habrá dentro de mi poco tiempo un libro, titulado MEMORIAS DE UN SOLDADO EN EL PALACIO HIELO, con prólogo de la Ministra de Defensa, Margarita Robles, y que he tenido el privilegio de leer.
III. CONCLUSIONES.
Nuestro Mostachón de Oro es en definitiva una buena persona, que afirma que “la pandemia a él lo ha hecho mejor persona, le ha sacado lo mejor de sí mismo, y cree que también en general a toda la sociedad”. De su experiencia vital y de sus reflexiones, que narra en su diario, me gustaría compartir un par de detalles más, con permiso de su autor:
▪ Como los agradecimientos que recibe, vía correos electrónicos, llamadas telefónicas, incluso visitas, todas de personas desconocidas, para darle las gracias. Una pidió verle en persona y con un sincero y emotivo abrazo, quiso reconocer y agradecer el trato recibido por su padre fallecido, del que se estaba despidiendo de alguna forma con ese abrazo, por el vínculo que se había creado.
▪ O como el trato que recibieron dos ancianos, marido y mujer, fallecidos el mismo día, y que fueron trasladados juntos en el mismo vehículo, y juntitos, el uno al otro, estuvieron en Palacio de Hielo, sin el metro de distancia reglamentario, lo que valoró, y mucho, de las personas que tuvo la suerte de coordinar. Ni que decir tiene que nuestro homenajeado es un magnífico gestor de personas, que conoce y que llama a todos sus compañeros subordinados por su nombre.
Como persona es una persona positiva, optimista y sobre todo muy agradecida, de la vida, de tener la familia y los amigos que tiene, los que están presentes y los que están en su recuerdo. Y como militar es un hombre de acción, de acción y con sensibilidad, en él totalmente compatible. (1)
José María podría ser el protagonista de la mágica historia que contaba el ilusionista argentino René Lavand (2). El soldado Corrochano representa el espíritu de quien cumple “el juramento sagrado de no abandonar a un hombre en el campo de batalla y de no dejarlo nunca solo”. Dice así:
Había terminado la guerra. La patrulla en retirada.
Un soldado pide permiso a su capitán para volver al campo de batalla en busca de un amigo.
Se le niega el permiso: “Es inútil que vayas: está muerto”.
El soldado desobedece la orden y va a por su amigo.
Regresa con él en brazos. Muerto.
“Te lo dije, era inútil que fueras”.
“No mi capitán. No fue inútil.
Cuando llegué, aún estaba con vida y solamente dijo:
Sabía que ibas a venir"
1. José Martínez Ruiz, Azorín (1873-1967). "Los hombres de acción, si tuvieran sensibilidad, no serían hombres de acción. No podrían hacer nada. La sensibilidad es el disolvente de la acción".
2. Héctor René Lavandera, René Lavand (1928-2015). RENÉ LAVAND, ARTESANO DE ILUSIONES Y CONTRABANDISTA DE FRASES
2 comentarios:
La grandeza de una persona se mide por sus amigos. Me siento muy grande porque eres mi amigo. Un fuerte abrazo decorazon
Muchas gracias. Aunque me sale que escribe le comentario un tal Unknown, para mí eres conocido y muy querido, mi "hermano". Otro fuerte abrazo y ¡Buen Camino!
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