A Salvador Távora, en su memoria. |
Me estoy haciendo mayor, sin lugar a dudas. En este mes de febrero cumpliré medio siglo, cinco décadas o diez lustros. Se nota que soy de letras, y por eso busco y hasta encuentro expresiones explicativas de mis incipientes y cada vez más numerosas canas, y entre otras estará de forma objetiva el hecho de que sigo cumpliendo años (afortunadamente), habiendo superado de forma indubitada el paso del ecuador de ésta que está siendo mi vida. Pero no me quiero poner existencialista, ni nada por el estilo, y acreditada mi particular crisis de los 50, ahora con números, comparto una singular historia vivida en el mes de junio de 2012, en la que yo, éste que les cuenta, interpreta su papel, ni más ni menos que con la complicidad del mismo Salvador Távora, que se interpretaba a sí mismo, junto a un pequeño elenco de actores, en sentido amplio, presentes y alguno que otro ausente.
Por aquel tiempo desde la empresa en la que yo trabajaba, colaborábamos con la universidad. El caso es que un alumno de un profesor amigo necesitaba entrar en una nave industrial privada, situada en el Polígono HYTASA de Sevilla, en el Barrio de Cerro del Águila, donde, y cito textualmente: "Salvador y unos vecinos tenían en mente un proyecto de reciclar esta nave con usos culturales". A través de mi amigo, se pusieron con contacto con el joven estudiante que estaba desarrollando esta idea como proyecto de fin de carrera. "Se ve que el proyecto quedó parado porque el dueño de la nave, que en un principio estaba receptivo, se replegó al oír palabras como patrimonio. Suponemos que temió algún tipo de protección patrimonial que no le dejara sacar beneficio". Lo cierto y verdad es que se necesitaba desarrollar una estrategia para poder acceder al abandonado edificio y realizar fotos y medidas que permitieran poder seguir adelante con el proyecto y el proceso de diseño. Y ahí estaba un servidor, para echar una mano, por supuesto.
Mi modesto papel, actor de reparto aunque imprescindible, era mostrar interés por adquirir el citado inmueble, por lo cual no tuve que hacer ningún esfuerzo, ni hizo falta sobreactuación, ni me puse nervioso, sólo que algunas mariposas en el estómago sí tenía, y no era para menos, más que nada por la Companía. Era mi trabajo por aquel tiempo entre otras funciones la de visitar inmuebles a rehabilitar, además de proyectar y dirigir actuaciones singulares, y ésta efectivamente era una actuación muy singular, como estarán comprobando. Así que efectivamente concerté la visita con el corredor de la propiedad que tenía las llaves (hoy más conocido como agente inmobiliario) para visitar la nave industrial donde se estudiaba la viabilidad de un auténtico Proyecto de Gestión Social del Hábitat, y como prueba la presencia de un joven arquitecto colaborador, una representante vecinal del Barrio y sobre todo la presencia de nuestro insigne dramaturgo, actor, director, emprendedor, promotor, renovador, Artista don Salvador Távora Triano (Sevilla, 3 de abril de 1930 - Sevilla, 8 de febrero de 2019).
No he vuelto a saber del proyecto, pero como tengo todos los contactos, a lo mejor hay una segunda parte de esta historia, con información actualizada e incluso algún enlace web. De momento se van tener que conformar con las pruebas gráficas del espacio y alguna instantánea de la representación de aquella sesión vespertina, totalmente real, de la que me siento partícipe, y con el paso del tiempo, afortunado. Conocí anteriormente a mi admirado Salvador Távora en FIBES cuando asistí con unos amigos a su gran obra Carmen, de esto hace más de quince años, con la magistral interpretación de Lalo Tejada. Me sentí muy orgulloso de poder ayudar, y de volver a hablar con él y conocerlo de forma más cercana ese día de San Antonio de Padua (pero que nació en Lisboa), el día 13 de Junio de 2012, en esta particular, singular, y para mí, inolvidable cita y encuentro en la Nave Central Térmica de HYTASA, Cerro del Águila, Sevilla.
Todo un honor. |
En fin, la vida...